Cuando hablamos de negociación de deudas nos referimos al proceso extrajudicial mediante el cual el deudor de una prestación vigente acude a su acreedor para proponerle nuevas formas de cumplimiento de la obligación.
Este tipo de operaciones se emplea cuando para el deudor resulta difícil o imposible asumir sus débitos tal y como han sido pactados. Un ejemplo de esto sería el caso en que, luego de haber adquirido un crédito personal, el deudor pierda su principal fuente de ingresos y como consecuencia, dejare de ser capaz de pagar las cuotas mensuales de su deuda.
Lo que se busca con la negociación es comunicar oportunamente al acreedor que se reconoce la deuda y se tiene plena intención de pagar, pero que las condiciones actuales del crédito dejaron de ser viables para el deudor, y, por lo tanto, conviene a ambas partes pactar unas nuevas.
Aunque en principio parezca que la negociación de deudas solo beneficia al deudor, la verdad es que ambas partes son beneficiadas de este proceso, ¿por qué? Pues, si el deudor no logra pactar condiciones viables para su débito será incapaz de pagarlo, y en este sentido, será más difícil para el acreedor recuperar su capital.
